Cuando comprendí que así no podía seguir me puse en manos de un psiquiatra que para mi suerte fue un excelente profesional. El proceso fue largo pero de a poco empecé a sentirme mejor; obvio que hubo mas ataques de pánico y momentos de muchaaa angustia pero la medicación y la terapia lograron que empiece a salir de ese pozo en que había caído. Y lo mejor de todo era que podía seguir con mi vida: trabajar, manejar, no era una ¡zombie caminando!
A esto corría el año 2013 y si bien yo notaba lo bien que me hacia la medicación estaba apurada por dejarla dado que quería volver a realizar una transferencia con los embriones que había quedado...
Intente a mediados de año pero para octubre había que tenido que volver, me sentía muy mal sin los psicofarmacos, que si bien eran dosis bajas en mi hacían un cambio.
Llegamos al 2014, me sentía bien pero siempre estaba el fantasma del tratamiento de fertilidad esperándome. Así paso ese año, con charlas con mi esposo acerca de algún día volver a intentarlo (las ganas siempre fueron mías y él me acompañaba en la decisión; el pobre me había visto tan mal que estaba aterrado de que yo vuelva a caer)
Por fin para el año 2015 deje la medicación , muy de a poco y hasta hoy sigo así. Aunque no todo fue tan simple...
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